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Maicol y Brian son adolescentes. El primero tiene 16 años y hace un año tuvo que cumplir prisión domiciliaria luego de que lo detuvieran con “lágrimas” de pasta base para ser distribuidas. Brian, también 16 años, estuvo un año privado de libertad en hogares del Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente (Sirpa), acusado de cometer una rapiña.

En el marco del convenio que el Sirpa mantiene con distintas empresas para la reinserción laboral de adolescentes privados de libertad, Brian y Maicol realizaron el curso de auxiliar de caballeriza en Hípica Rioplatense Uruguay, empresa que administra el Hipódromo de Maroñas. Hoy trabajan juntos en las caballerizas del Hipódromo.

“De estar todo el día en la calle rompiendo los huevos, de un día para el otro tenés un trabajo y eso te salva”, dice Maicol.

Brian cuenta su experiencia privado de libertad: “Pensás mucho, pensás en tu familia, por qué hiciste las cosas”. “Cuando estaba privado de libertad, conté que me gustaban los caballos, me dijeron que había un curso para hacer, y les dije que me anotaran”, comenta. Con el dinero que lleva ahorrado por su trabajo, Brian pudo comprarse una potranca, Luna, que cría en el fondo de su casa.

Ambos adolescentes destacan el entorno laboral y el apoyo de sus familias, fundamentales para poder salir adelante. Brian cuenta que muchos de sus amigos “no tienen dónde vivir, no tienen familia y no les dan trabajo. ¿Qué opción les queda?”, cuestiona, dando a entender que el delito es, en muchos casos, la única salida posible.